La Seducción del Mal es una novela de amor. Un largo amor que transcurre desde el año 1938 hasta el 1985. Un amor mantenido a pesar de la distancia y la incertidumbre. Alguien dijo que el amor es directamente proporcional a la distancia, pero la separación de los protagonistas no la determinó la matemática sino un brutal sistema totalitario que como tal señala a un enemigo para distraer a los ciudadanos de su verdadero objetivo; el Poder total, tanto sobre las instituciones políticas, como sobre las personas y sus conciencias. Los amantes eran judíos, y en la época que se conocieron, Alemania sucumbía fatalmente a una ideología donde ellos no tenían cabida porque estarían destinados a la muerte.
El autor acostumbra introducir en sus obras dos temas fundamentales: el histórico y Cuba. En esta se centra en el holocausto judío, ejercitado a la perfección en Alemania pero con una complicidad mundial. Cuba o el gobierno cubano de la época tuvo su aporte, negándose al desembarco de refugiados a pesar de contar ellos con los visados correspondientes. Otros países practicaron similar actuación, condenando a muchos a un fatal destino.
Los años transitados en la novela fueron convulsos y repercutieron en la historia con extrema fuerza. El autor deja un valioso testamento sobre hechos trascendentales, entre ellos: la descripción de los momentos más intensos de la segunda guerra mundial. Este capítulo puede ser digno de un guion cinematográfico; los preparativos del desembarco aliado, las implicaciones de los jefes de las distintas naciones, las maniobras desinformativas, las batallas cruciales, tácticas y estrategias, narradas de una forma vertiginosa y en detalle que mantienen al lector en vilo como si conviviera en los sucesos.
Las costumbres, ritos, lenguas, países de asentamiento de los judíos que han caracterizado a este pueblo, luego de verse obligados a abandornar su tierra prometida, se detallan en la obra para dejarnos entender de mejor manera la imagen que el mundo tuvo y tiene de ellos. El recorrido por ciudades de países europeos y americanos enriquecen el bagaje cultural del lector.
Aunque el amor y la felicidad fuesen interrumpidos violentamente y los acontecimientos narrados revistan tristes acontecimientos, la novela tiene un poder optimista y permite al lector tomar nota de experiencias que no deben repetirse.
Esperamos y deseamos que la lectura de La Seducción del Mal seduzca cuanto antes a sus lectores y permita la amplia difusión de una obra que todos agradecerán.
Emilio Hernández / Bonn, Alemania